Érase una vez una ninfa... De esas que habitan el bosque... era salvaje, era silvestre... y Margarita era su nombre... como la flor, era libre... a nadie pertenecía, ni nada la cohibía... era una diosa en ese mundo encantado... era hermosa... lo era... con sus largos cabellos que cubrían su desnudo cuerpo alado... con sus alas creaba arcoiris... y con estos jugaban los amorinis...
Un día paseaba la ninfa, por aquella, su llamada casa... cuando a lo lejos escucha un aulos... instrumento predilecto de los faunos... nunca habia escuchado semejante melodía... le llenaba de placer aquella hermosa armonía... fue la ninfa a su encuentro... y halló una hermosa criatura que portaba majestuosos cuernos... este danzaba el sikinnis, como así él le llamaba... sin que dejara de salir de su boca, el aire que creaba tan hechizantes notas... tenía ojos negros y sonrisa de sàtiro... sus cabellos eran largos, oscuros como la noche y rizados... la ninfa no pudo con el encanto del fauno... ambos deseaba entablar ese juego mágico... ese del que la mitología nos habla tanto...
Entre el vino y la música, dieron rienda suelta a la lujuria... Dejaron de existir el tiempo y el espacio, por un instante... Pareciera que sólo existían estos dos amantes... Sólo el bosque los ocultaba, sólo la noche los arrullaba... la ninfa llenó su cabellera de flores, de esas que llevan su nombre... y el fauno en su corazón, la melodía le dejó...
Al amanecer, se despidieron... con un largo y apasionado beso, se despidieron.. sabiendo que ese serìa su único encuentro... pues los dioses para ellos, tenìan otros senderos... y la ninfa, con sus làgrimas, un río en el bosque formó... y el fauno, con su sonrisa sátira, su vida iluminó...
FIN...
Aug. 10, 2010
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